De: M. Cancio
Date: 24/12/2006
Lástima causaba la ministra Narbona, langostino en mano, susurrando a quien quisiera oírla su opinión de lo conveniente que sería prohibir la estocada. El argumento para justificarse es capaz de sacar los colores a cualquiera con un mínimo de autoestima y conciencia de pertenecer a un pueblo independientemente de su color político : conviene prohibir porque Europa lo ve mal y no será posible defenderlo más tiempo. Basta recordar el índice de participación en el último referéndum sobre la constitución europea para concluir la olímpica indiferencia –cuando no fobia- de los españoles con respecto a lo que tratan de vender como Europa; pues la ministra, se empeña en mostrar la soga en casa del ahorcado adornándola con campanitas navideñas. ¿Defender?. Para qué quiero enemigos con tales amigos!. Europa camina hacia un paraestado monolítico que dictará doctrina discerniendo el bien del mal?. Las tradiciones, costumbres, rasgos particulares etc… deben pasar por el tamiz de Estrasburgo?. Los jueces serán esos políticos sin apoyo popular?. Y qué moral impondrán? La que mejor se venda o simplemente, la suya?. Se me cae la cara de vergüenza -propia y ajena- cuando veo estas cosas, este servilismo, esta cobardía moral, esta falta de fe, este neobudismo que parece imponerse entre los que se califican como élites, tan lejos de la calle como la luna. Figuras como Narbona sólo aparecen cuando la decadencia hace perder el norte a las sociedades y bajo capa de amor universal e hipersensibilidad, sólo esconden complejos entreverados con ansia por mandar; por cierto, Hitler era tan gran amante de los animales que según la propaganda de Goebbels, no descansaba buscando cómo cocer langosta sin que sufriera. Dios nos libre de fariseos cualquiera sea su color político y como esta noche será Nochebuena y mañana Navidad, saca la bota, María que me voy a emborrachar....aunque siendo tan malo para la salud y tan poco correcto no tardarán en prohibirnos el vino; pero de momento, María, saca la bota, porque no todas las noches nace la esperanza. Feliz Nochebuena a la gente del toro desde Nueva York.