De: M. Cancio
Date: 13/07/2006
Madrid es un ejemplo de cómo no se debe debe legislar y Castilla, otro. Cometen los legisladores de ambos sitios un primer error garrafal, como es ignorar que la ley que no obedece al uso o a la necesidad, es mejor no promulgarla; un segundo error consiste en legislar de espaldas a quienes serán sujeto de la ley llegando la cosa al extremo de que en Castilla, para configurar la legislación se acude a toreros, empresarios, sanitarios, ganaderos ...hasta a ecologistas!.. a todos, menos a la gente del pueblo, precisamente los que deberán cumplirla. El tercer error es la obsesión por plagiar a Pamplona, donde adoptan las medidas que pide su circunstancia, no necesariamente exportables. El cuarto es anatematizar a los de las talanqueras, como si no fueran la parte más importante de los toros populares. El quinto es legislar mirando a Europa en vez de mirar al vecino; hay más, como confundir la corrida de toros -negocio- con los toros populares -rito-;tener miedo a asumir la voluntad popular por el hecho de implicar riesgo; aplicar la mentalidad tipo gobernador civil para coaccionar dentro de la más progresista línea represiva etc... pero bastan los expuestos para justificar la necesidad de corregir una legislación despótica e inservible en muchos de sus puntos. La clave viene propuesta en la respuesta del Patronato. Cuando lleguen las elecciones hay que retratarse y con toda claridad, para que la afición sepamos adónde va cada uno, si es que los políticos lo saben. De momento, mi apoyo más firme a la afición madrileña y me ubno a su petición de cambio urgente para salvaguardar las peculiaridades de cada lugar.