Patronato del Toro de la Vega

SOBRE SANTA COLOMA

De: Ramón Muelas
Date: 30/01/2008

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Ofreciéndome a precisar qué entendía por “Santa Coloma reforzado”, comencé a recopilar información para exponer cómo era ese encaste al filo de 1915 y cómo son ahora las ramas que de él derivan.

El intento era demostrar :

1º.  que ese encaste manifestaba en sus comienzos un fenotipo variadísimo;

2º. que la mezcla inicial Saltillo-Ibarra proporcionó ocasión para extraer de ella en pocas generaciones, fenotipos notablemente diferentes, conseguidos mediante la técnica de “asaltillar” o “Ibarrar”, en función de las morfologías que se quisieran obtener; en realidad, en función de lo que exigieran las figuras toreras de cada época. Las ramas primeras del tronco Santa Coloma; a saber : Buendías, Albaserradas, Gracilianos, Coquillas, Samueles y otras cuantas que generosamente brotaron de la vacada del conde, tuvieron y tienen notables diferencias, pese a ser todos Santacolomas.

3º. proponer que si no hay una razonable hibridación, se llega a la degeneración por consanguinidad, según muestra la experiencia. Y esa hibridación es forzosa, aunque lanzando la tradicional pantalla de humo se diga recurrir a genomas muy próximos; al menos de la misma línea/encaste. En pocas palabras HAY QUE REFORZAR, es decir hibridar, aunque pueda suponer un coste en presencia y comportamiento. Quien refuerza con Saltillo, se endereza al toro vivaracho, cárdeno etc... Quien lo hace con los ya diluidos Ibarras, tiende a mayores aparatos. Quien utiliza genomas lejanos a Ibarras y Saltillos y tiene tiempo, suerte, ganas y dinero, hasta es capaz de fundar un nuevo encaste. Quien no refuerza, comienza a observar problemas en partos, aparato locomotor, comportamiento, pitones, resistencia a enfermedades comunes etc...; y acaba sufriendo lo que es notorio en ganaderías antaño punteras. Que haya prevalecido el refresco con Saltillo e incluso algunos aficionados asocien Santa Coloma con Santa Coloma asaltilladísimo, no se ciñe mucho a la realidad histórica y genética.

 

Cubrir razonablemente esos cuatro puntos, obliga a emplear largo tiempo del que no dispongo, aunque expuesto el concepto “refuerzo”, creo que bastará repasar la prensa taurina para comprobar la 2ª proposición.

Entro así al trapo de la primera. ¿Qué fue un Santa Coloma?.

Creía que la respuesta sería inmediata, de hecho, quien busque en web y textos los orígenes de esta ganadería, verá repetida la misma materia por uno y otro autor y que sintéticamente es esta: A partir de 1905, el Conde de Santa Coloma –al que muchos titulan marqués- fusiona dos líneas de la casta Vistahermosa:  la lesaqueña de Saltillo y la murubeña de Ibarra. Hacia 1915 está consolidado y posteriormente cede parte del ganado a su “hermano” el marqués de Albaserrada, quien se estrena en Madrid, Mayo 1919, con todo éxito.

Lo expuesto a mata caballo precisa de matices; el primero, sobre la persona del XI Conde –y no marqués- de Santa Coloma, D. Enrique de Queralt y Fernández Maqueira y del “hermano” D. Hipólito Queralt, (+1920), marqués de Albaserrada.

Era Enrique hijo del X Conde de Santa Coloma y VIII marqués de Albaserrada, D. Hipólito Queralt y Bernaldo de Quirós  (Sevilla 1841, + Madrid 1877). Gran propietario en las provincias de Salamanca, Soria, Vascongadas, Sevilla etc.... senador por derecho propio, siete veces grande de España etc.... quien casó en Madrid 1866 con Elvira Fernández Maqueira. Según las varias genealogías consultadas tuvieron por hijos a Enrique -el fundador del encaste Santa Coloma- y a María Dominga; pero no hallo a Hipólito, aunque hereda el título de marqués de Albaserrada, que junto con el de Conde de Santa Coloma y otra infinidad disfrutaba su padre D. Hipólito; por otra parte, efectivamente, D. Enrique venderá a D. Hipólito 173 animales jóvenes y le trata de “hermano”. ¿Por qué no aparece en las genealogías D. Hipólito de Queralt y Fernández Maqueira, marqués de Albaserrada?. 

El Conde D. Enrique, cinco veces grande de España, no sólo era buen aficionado, sino también avispado hombre de negocios. En 1915, Belmonte cobraba 6000 pesetas por torear en Madrid y un toro para él, se pagaba a 1600 pesetas. Belmonte, Pastor, los Gallos .. toreaban lo más posible y querían lucirse, así que era preciso cambiar el tipo de toro. La afición torista clamaba por sus cinco iconos : Veragua, Palha, Miura, Romero y Urcola, los mismos que las figuras no podían ni ver, aunque los torearan y bien.

¿Solución?, primero, el toro joven, pequeño y malcriado; esto dice el crítico Relance en 1913 ; “ ustedes recordarán las tremebundas broncas  ocurridas en el último año en la plaza de toros de Madrid para protestar de aquellos inmundos animaluchos pomposamente anunciados con el nombre de toros..”. The kon leche es aún más duro cargando contra Belmonte y “..las chotadas indecorosas de ganaderos de tercera fila”. Loz opina en 1915 sobre los ganaderos : “..han dejado el puesto a un mercantilismo sin conciencia .. echan a la plaza como toros cuantos machos paren las vacas y se da el caso que ganaderías largas no venden ni una sola novillada ... algunos ganaderos ven la ineficacia de la asociación para defenderlos de las imposiciones de las dos figuras principales de la época presente del toreo, que ejercen de hecho una dictadura inexplicable sobre un grupo numeroso de personas de posición y cultura...”.

En esta “época de oro de la tauromaquia”, el Conde D. Enrique logró componer un toro de serio trapío, algo asaltillado al principio, pero de inmediato corregido. Sus animales tenían presencia, estaban bien alimentados y se dejaban torear. Salían más o menos bravos, pero casi siempre nobles, toreables. Aunque por lo general bien armados, no tenían el largo cuello y la cabeza suelta de los cinco malditos. No eran robots, pero carecían de esa inteligencia in crescendo propia de los pupilos del Duque de Veragua, rey de ganaderos, el que tentaba a caballo y a cuerpo machos y hembras, de erales y utreras y lo hacía tan inclementemente que perdía seis caballos “buenos y protegidos por excelente peto” .

Creó lo que pedían los toreros y vendió; esta reseña de la corrida llevada a San Sebastián en 1915, puede ser típica de lo que el Conde ofertaba por esas fechas : “..fina, excelentemente criada, bien puesta de defensas  y brava en general .. y sin ser bichos ideales ....se dejaron torear muy bien ..”.

Para describir los santacoloma iniciales se muestran las siguientes fotos del periodo 1914-1916, época en que ya ha cuajado la ganadería; se observarán notables diferencias entre unos animales y otros, prueba de que lo buscado era un comportamiento más que un fenotipo; también se observará el peso de la componente Ibarreña en los notables volúmenes y cornamentas de algunos ejemplares. Añado la fotografía de un semental de Saltillo -químicamente puro- para comparar.

Dicen, aunque no he podido comprobarlo, que la ganadería estaba hundida en 1932, cuando D. Enrique, puesto ya un pie en el estribo, la vendió a Buendía, quien la reflotó asaltillando. ¿Cómo operó el conde?, eso podrá responder quien tenga acceso a los libros de la ganadería y sería de verdadero interés. Marcharon esos libros a poder de Buendía?. Los conserva el actual conde D. Enrique de Queralt y Chavarri?.

Queda mucho por saber del conde y de sus toros.

 

Última modificación: 09 de January de 2009