TAUROMAQUIA TRADICIONAL Y CONTRAINFORMACIÓN.
J. Ramón Muelas. |
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La noche del 15 de agosto, día de las Portadas que ya debería ser pura Peña tordesillana, parecía una noche de domingo veraniego cualquiera. No se hablaba de la Peña, ni de la compra del Toro Vega, ni de las novedades del año; ni siquiera se decían las tradicionales maldades sobre la comisión de festejos, tal vez porque también ha desaparecido … no se hablaba de nada trascendente, pese a que una pantalla gigante en la plaza mayor advertía que a las once comenzaría la presentación del programa de la Peña. Pura inercia conforme a la primera ley de Newton, las pandas ya no bajaban cantando por la calle de Santa María. Ese silencio de plomo y complejo que cayó sobre nosotros a raíz de la prohibición del Inmemorial Torneo, se ha extendido como un cáncer asfixiando cualquier atisbo de libertad, de iniciativa, de fiesta, de ser, precisamente en la época del año que utilizábamos para resetearnos volviendo a los orígenes; ese silencio es la conclusión de los largos años de acoso y derribo por parte de lo urbanita contra la villa de Tordesillas, del paqueo de una prensa que dando la razón a Donald Trump mentía a conciencia sobre nuestras ceremonias y que así sigue. No me resisto a poner un ejemplo del otoño pasado. Entrado noviembre se celebra en la villa de Medinaceli la ceremonia taurina capital que resume los segmentos cimentales de la tauromaquia tradicional: El Toro Jubilo. Quien la conoce sabe de la metafísica que invade el cerro sagrado, de los mecanismos automáticos más antiguos que arrancan dentro de nosotros entre el fuego, las tinieblas y el toro; del respeto, o mejor, veneración que esa ceremonia nos merece a los castellanos como raíz de nuestra personalidad; pues bien, el periódico ABC (2.017 NOV 06. hora 17.20) iniciaba la información con este titular.
¿A quien le quedan ganas de asistir con semejante advertencia? .
Algunos días después volvía a la carga (ABC M.A. Valladolid 2.017
NOV 11. hora 08. 23) con tan sabrosas como farisaicas declaraciones
de Milagros Marcos, quien aseguraba que el Jubilo y el Toro Vega no
eran “comparables”.
Efectivamente, Donald Trump lleva su parte de razón. ¿Sólo vieron eso?. ¿Qué urbanita sube a Medinaceli con ese panorama?. Pues de eso se trata, de que no suban.
Y ya puestos, otro ejemplillo de manipulación. El día de Nuestra Señora de año pasado, la cadena TVE2, especialmente enemiga de todo lo que lleve cuernos, glosaba cómo había ido el día con varios cortos de amables romerías, bañistas perreando, ancianitos cantando coplas viejas, meriendas, procesiones, juegos típicos .. en fin, el mundo soñado por Jovellanos y los pelucas ilustrados; de pronto, cambia la música y el tono mientras proyectan dos cogidas tremebundas y con tono apocalíptico dice la locutora:
Puede parecer una bobada, pero la técnica del terrorismo informativo produce muy buenos efectos, consigue la rápida sumisión e inmuniza contra el vicio de pensar ya que pocos se atreverán a remar contra la corriente, objetivos que desde el siglo XVIII han buscado y buscan los déspotas. Otro ejemplillo de cómo la reiteración de la amenaza y de la exposición negativa conducen a generar mecanismos automáticos de obediencia. El programa de fiestas de Ntra. Sra. del Desprecio 2.018 de Martín Muñoz de las Posadas decía textualmente (gazapos incluidos):
Esta gloriosa normativa muestra cómo el concejal de Martín Muñoz de
las Posadas estaba subconscientemente acojonado porque el gobernador
civil o similar le había leído la cartilla y por si acaso, avisaba
al público sobre lo previsto en el “Reglamento Sancionador
Taurino” como llamaba al Reglamento de Espectáculos Taurinos
Populares de Castilla y León, aunque de un modo tan confuso que
parece escrito por la propia Milagros Marcos.
Parecido efecto ha tenido en Tordesillas a raíz de la prohibición del Inmemorial Torneo llegando la confusión a extremos ridículos. Ya sabe el lector que el primer Reglamento de Espectáculos Taurinos se hizo corriendo el año de 1.982 –si no recuerdo mal- en Madrid por las gentes de montera, los profesionales suministradores de servicios y los antitaurinos; ninguno de ellos conocía de la materia más que lo poco y malo que dice el Cossío, lo que habían oído hablar de San Fermín y el secular odio hacia la tradición taurina popular, así que tal reglamento puso como norma principal el no dar muerte a los toros en la función y prohibir lo que no fuera encierro y capea; es decir, hicieron un reglamento para los toros, no para los usuarios, a quienes consideraban sádicos potenciales a atar en corto como venían haciéndolo desde 1.756. Madrid es mucho Madrid, desde allí se manda, así que la Junta de Castilla y León bebió en la fuente madrileña a la hora de hacer su reglamento, pero topó con singularidades como los enmaromados, el Jubilo, los toros de fuego, el Toro de la Vega etc .. que por evitar altercados legalizó con la estúpida figura del “Espectáculo Taurino Tradicional” pidiendo 200 años de antigüedad para autorizar la excepción. ¿Cabe mayor ignorancia de nuestra tradición taurina?. ¿Es que no saben que lugares como Villavieja y Velliza han encerrado y corrido toros de muerte durante el siglo XVII. Que no hay lugar en Castilla con documentación conservada donde no se refleje la existencia de toros corridos populares de muerte desde el barroco?. A partir del año 2.005 comenzó el asedio contra el Toro Vega y hemos podido ver escenas tercermundistas como los insultos a un pueblo proferidos tras un muro de guardias civiles, el incendio de una carretera llena de vehículos, la invasión de propiedades privadas para desde allí insultar a su sabor, las amenazas reiteradas, la criminalización de todo un pueblo, la persecución por todos los partidos políticos etc … y todo ello con el apoyo y la protección de los diferentes escalones de gobierno autonómicos y nacionales. Y no ha pasado nada; dicen que denunciaban pero no se sabe de sanción porque la libertad de expresión está –para algunos- por encima de los derechos de los pueblos a practicar sus tradiciones, o eso dicen que dice el Tribunal Constitucional, aunque en realidad aquí ya nadie sabe qué se dice ni por quién.
Prohibido alancear el año 2.016, la confusión ha sido completa. Parece que sigue siendo E.T.T. aunque eso no importa a nadie, que del enemigo, como han demostrado ser la Junta y las cortes de Castilla y león, ni los buenos días. En el programa de la Peña de este año se le llama unas veces “festejo”, otras “Torneo”, se mantiene conceptos como el límite anterior del Palenque cuando ya no hay Palenque y todo queda al criterio del jefe de la Guardia Civil que escoltará al toro con varios anillos, no sea que algún patriota salga con su lanza del sepulcro de arena y la prepare. Se prohíbe la garrocha a la caballería. ¿Cómo van a gobernar al toro?. Se dispone que la música suba el puente tras el Torneo. ¿Con quién, si ya no hay lanceros?; y en fin, como lo que tocan lo destruyen, de momento han conseguido destruir el Inmemorial Torneo colocándole en estado represivo, un particular estado de plasma en que se aparenta ser pero no se es, con la esperanza de que poco a poco el tiempo mate hasta el recuerdo; algo parecido al método propuesto por Santa Teresa en sus Moradas pero a lo bestialista. De momento van ganando la Junta, cortes, partidos de derecha e izquierda y amiguitos de Bruxelas, y sin embargo bastaría cambiar el reglamento para volver a nuestra tradición. ¿Cómo? rompiendo la caja de cristal labrado en miedo que han creado tantos años de persecución, eliminando complejos, volviendo a creer en nosotros más que en la televisión; en una palabra, siendo libres. Difícil pero no imposible; una tarde cualquiera volverá tocar el Reloj Suelto y restrallarán los cohetes como en 1.970, cuando el buen alcalde Teodoro Rodríguez y sus concejales vinieron de Madrid de entrevistarse con Franco y con un sencillo: “Ya hay Toro Vega otra vez”, resolvieron la prohibición cortijera de D. Manuel Fraga, el conde de Bailén y congéneres. Entonces todo esto será un mal sueño.
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