El principio de autodeterminación consiste en que las comunidades se gobiernen y legislen por sus propios ciudadanos. En España tenemos la división de poderes, ejecutivo, legislativo y judicial. Y tenemos representantes municipales, regionales y estatales.
A los representantes en el poder legislativo les llamamos corporativos, procuradores y diputados/senadores, respetivamente. A los representantes en el poder ejecutivo les llamamos respectivamente: concejales/ediles, consejeros y ministros. Y resulta que estos segundos, salen “indirectamente” de entre los primeros. Es decir, que votamos a legisladores y luego éstos eligen al ejecutivo.

      ¿Podríamos elegir al ejecutivo mediante sufragio? Pues sí, podríamos. Y a mi entender sería una mejor opción. Pero esto requerirá una reforma de la actual ley electoral ... y que los ministros puedan ser verdaderos profesionales de su sector.
Este principio de autodeterminación pretende que los asuntos locales se traten en los ayuntamientos, los asuntos regionales en las cortes y los asuntos estatales en las cámaras baja y alta (congreso y senado). Y voy a poner dos ejemplos de actualidad en los que no se respeta el principio de autodeterminación.

     En primer lugar, el asunto de la escisión de Cataluña del resto de España, que pretende hacerse sin consultar a todas las partes. Se trata de una cuestión estatal, y en caso de haber un referéndum que respete el principio de autodeterminación y que pudiera ser vinculante, se debería hace una consulta a todos los españoles.

En segundo lugar, el ‘Decretazo VegaNO’, una cuestión de legislación municipal en la que se ha inmiscuido el ejecutivo regional y al que después se han subido al carro los procuradores de las cortes. Precisamente, el principio de autodeterminación es uno de los mejores argumentos para presentar el ‘Recurso VegaSÍ’.
Además de recuperar nuestro patrimonio inmaterial (y material también), se pretende enviar a toda la clase política un recordatorio básico sobre el ‘Estado de derecho’ y exigirles que empiecen ellos a predicar con el ejemplo antes de imponer sus posturas personales y/o partidistas sobre ciudadanos a los que no representan según su cargo.