Foto : Jose Carpita & Gerardo Abril
Texto : J. Ramón Muelas García
El domingo 15 de Julio se cumplieron 20 años y sin embargo, parecía que era ayer cuando en los "Amigos de Tordesillas" arrancaba una iniciativa para salvar nuestro instrumento tradicional, convertido en símbolo de lo pueblerino, de lo obsoleto y de lo triste. 20 años bajo la tutela del Dulzainero Mayor Jorge Bayón que han servido para generar un buen taco de partituras; aficionar a decenas de chicos, unir a la gente del toro corrido popular con la de la música tradicional; a los del norte con los del sur castellano; a los viejos músicos con los músicos niños; al pasado con el futuro y sobre todo, para volver el oficio de dulzainero a su razón de ser, que es motivar. Lejos del folclore, más aún del espectáculo y todavía más del comercio, el Concejo Abierto reúne a quienes quieren hallar la compañía de iguales, de los que aman sus tradiciones, se enorgullecen de ellas y conocen el patrimonio tan excelente que conforman; por eso no es un concurso –líbrenos Dios de concursos- ni un recital, sino una exposición en la que todo vibra, en la que cada cual expone lo que sabe y en la que el afecto suple cualquier error. Un santuario donde tocan alborada por las calles de la villa el neófito y el anciano sacerdote unidos. Donde puede escucharse cantar a Vanesa –la voz del norte- junto a Pliego de Cordel –la voz del sur- y cantar como es debido, sin micrófonos, a cara..qué pocos músicos aguantan esa prueba!. Donde el pontífice Librado dice ponerse nervioso porque toca para la familia y eso impone a quien no ha temblado tocando por el mundo entero –vaya percusión excelente que le acompañó!. Donde Luis Ángel y su tropa de maestros se presentan humildemente como la escuela "Tierra de Pinares" –vaya fábrica de grandes dulzaineros que tienen en Aldeamayor!- para levantar al público de sus asientos. Donde el pito zamorano de Gavilanes se hermana con las dulzainas de la Pilarica. Donde Iván, redoblante de 4 años, acompaña –y no falla- a un dulzainero setentón y una moza de Benavente abronca a su padre porque duda si subir al estrado. Donde el dulzainero ciego de Aires del Pisuerga lleva a su caja de lazarillo, a Dámaso y su artrosis de palafrenero, a un mozo de bombo que se mueve como culebra, de adalid y tocan tan contentos bajo el sol de Julio. Donde en los corros se habla de los toros de Arévalo, de la movida de la Cistérniga, del encaste del Toro Vega y de los bien que entra el castellana cuando nace la mañana. Donde los dulzaineros de Alpedrete (Soplillos y del Risco) demuestran que han alcanzado el magisterio, de modo que Jonás, Librado y Bayón, los grandes, tienen relevo y éstos, en vez de airarse por ello, se felicitan, esa es la diferencia. Donde Enrique, un juglar del Henares, regala sus versos –hojas de lanza toroveguista- como es de buena costumbre en los juglares auténticos. Donde en el centro de la plaza mayor señalado por bandera y campana concejil, se lanza la rueda popular; baile de unidad tocado por todos los músicos presentes y sucede lo que en la antigua Roma con las danzas tesalias, que entrar en rueda era manifestar la fusión de todos, lo digno, lo íntimo de un pueblo más allá de la diversión. Donde 500 años después, se manifiestan virtudes como la lealtad, llevando unas flores y una arenga a la reina Dª Juana I, el símbolo de lo que pudo ser y no fue, pero sigue siendo y tal vez será mientras recuerden las gentes de a pie, sin cargos ni intereses en el envite, bajo el viento caliente de poniente. Donde hay un ágape cumplido tras el cual las mujeres danzan la danza de la botella y luego hacen líneas y se baila la jota. Donde llega un atardecer no deseado y poco a poco, citados para el año que viene, los coches se dispersan hacia los cuatro puntos cardinales. Por lo expuesto y mucho motivos más, el Patronato colaboró desde el primer Concejo Abierto. ¿Qué sería de cualquier encierro si no sonara a lo lejos la dulzaina?. ¿Y del Inmemorial Torneo?. ¿No nos faltaría ese marchamo de civilización que es la música?. ¿No corren toros un buen número de dulzaineros?. Abierto el concejo, acordó felicitar a los torneantes que el Domingo de la Peña pasado se enfrentaron varonilmente a "los topillos", como calificó el Dulzainero Mayor a los animalistas aprendices de colonizadores que pretendían imponernos su decadente modo de vivir y fueron a topar contra un pueblo poco amigo de remilgos, menos de sutilezas judiciales y nada de agachar la cabeza . Todo vitalidad. Dentro de algunos años, las cátedras universitarias de folclore buscarán documentación para elaborar tesis sobre los Dulzaineros del Toro Vega porque la tradición –qué paradoja!- siempre va por delante y da tan buenos frutos como éste. Comámosle y cultivemos el huerto.
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